⚙️ Tecnología bajo presión
Internet se tambalea, la IA se vuelve egoísta y los niños viven en pantalla: una semana que muestra el lado real de lo digital.
¡Hey! 👋 Bienvenido a la edición # 24
Esta edición viene cargada de realidad: detrás de cada avance tecnológico hay un sistema (y una sociedad) que intenta sostenerlo. Desde cables submarinos hasta modelos de IA con actitud, te contamos lo que está pasando sin filtros.
🔹 Noticias destacadas de la semana:
🌐 1. La red más frágil de lo que creemos
Un reciente análisis revela que la red mundial —suelos compuestos por cables submarinos, gigantescos centros de datos y protocolos que llevan décadas operando— es más frágil de lo que imaginamos. Esto quedó claro cuando, hace unos días, AWS sufrió una interrupción severa en su región US-EAST-1 que afectó miles de servicios en todo el mundo. Y casi paralelamente, Azure experimentó una falla global vinculada a su servicio de entrega de contenidos que también impactó varias plataformas críticas.
Por tanto: un apagón total del internet sigue siendo poco probable, pero los expertos advierten que una serie de fallos simultáneos —ya sea por clima extremo, vulnerabilidad de software o dependencia excesiva de pocos proveedores clave— podría paralizar servicios esenciales.
¿Esto por qué importa?
🌍 Muchas de nuestras actividades dependen de que Internet funcione sin interrupción: trabajo remoto, banca, comunicaciones, servicios de salud… una caída amplia puede dejar en pausa mucho más que redes sociales.
⏱ En un mundo en que la digitalización es la norma, planificar para contingencias ya no es «buena práctica», es imprescindible.
💼 En el ámbito profesional: si tu empresa depende de un solo proveedor de nube o de un único centro de datos, tienes un “riesgo silencioso” que podría costar horas, millones o reputación.
🔐 Para todos nosotros: entender que la infraestructura de la que dependemos es “grande pero vulnerable” ayuda a tener expectativas más realistas y a adoptar prácticas de mitigación (copias de seguridad, redundancias, planes de recuperación).
🔗 Fuente: The Guardian
📱 2. Los niños menores de 10 años y la pantalla: ¿cuánto es saludable y cómo sacarle provecho?
Un nuevo reporte de UNICEF analiza cómo los menores pasan cada vez más tiempo con dispositivos digitales, y examina tanto los riesgos como las oportunidades. En él se señala que la tecnología puede ser herramienta de aprendizaje, pero que su impacto depende mucho de cuántas horas, qué tipo de contenido y cómo se acompaña.
Por ejemplo: un artículo reciente indica que el uso intensivo de pantallas en niños muy pequeños se asocia con peores resultados en desarrollo del lenguaje, sueño y habilidades sociales.
¿Esto por qué importa?
👶 Para padres o personas que trabajan con niños: porque la tecnología ya no es solo “diversión”, también influye en desarrollo y hábitos del día a día.
🕒 Si tienes hijos, sobrinos o interactúas con menores: conocer los límites y buenas prácticas te permite sacar ventaja (educativa) y evitar riesgos.
👨👩👧 En el entorno laboral o personal: si tu empresa o equipo tiene programas que involucran niños (por ejemplo, capacitación, gamificación familiar, apps para educación), es relevante entender cómo los menores usan la tecnología, no solo qué usan.
⚠️ Y finalmente: porque no se trata solo de cuánto tiempo, sino de qué hacen, con quién y qué hacen después.
🔗 Fuente destacada: [“Childhood in a Digital World” – UNICEF
🧠 3. Cómo los modelos de IA más avanzados están aprendiendo a ser egoístas
Investigadores de Carnegie Mellon encontraron que los modelos de lenguaje grandes (LLMs) con mayor capacidad de razonamiento tienden a cooperar menos y mostrar conductas más “buscadoras de sí mismos”. En experimentos donde los modelos debían contribuir a un bien común, aquellos con más pasos de razonamiento donaban mucho menos que los más simples. hcii.cmu.edu
¿Esto por qué importa?
🤖 Cuando la IA se usa para colaborar, asesorar equipos o facilitar decisiones grupales, una IA “egoísta” podría generar dinámicas de conflicto o reducir eficacia colectiva.
💼 En el trabajo, si adoptas una IA que “resuelve sola” o dirige procesos, podría disminuir la cooperación del equipo, aumentar silos o afectar la cultura.
🧠 En lo personal o comunitario, confiar en IA para mediación, colaboración o toma de decisiones compartidas podría tener efectos no previstos — no solo “hacer el trabajo”, sino cambiar cómo interactuamos.
⚠️ Esto significa que en proyectos de IA —especialmente los que involucran interacción humana-máquina— no solo importa qué tan inteligente es la IA, sino cómo se comporta socialmente.
🔗 Fuente: Is AI Becoming Selfish? (HCII, CMU)
👀 Lo que todos comentan
🧨 ¿Y si la inteligencia artificial está en una burbuja?
Cada semana aparecen nuevas startups, rondas millonarias y promesas de que la IA lo cambiará todo. Pero cada vez más analistas, inversionistas y medios empiezan a advertir: esto podría parecerse al boom (y caída) de las puntocom.
📊 El Bank of England advirtió que las valoraciones de empresas de IA están “excesivamente infladas” y que un ajuste podría sacudir a los mercados.
📉 Bloomberg publicó que más del 60 % de los gestores de fondos ya consideran que las acciones de IA están en burbuja.
⚙️ Y aunque se invierten miles de millones en centros de datos y chips, los ingresos reales de muchas empresas no crecen al mismo ritmo.
¿Esto por qué importa?
🧠 Porque si hay una corrección, afectará no solo a inversionistas: también a empleos, presupuestos y proyectos corporativos centrados en IA.
💼 Las empresas que adoptan IA sin plan de retorno pueden quedar con costos altos y beneficios inciertos.
📉 Para quienes invierten, podría implicar volatilidad o pérdida de valor en fondos tecnológicos.
🤖 Y para todos los demás: quizá la IA no cumpla tan rápido las expectativas que el marketing ha inflado.
💡 Recomendaciones rápidas:
🧾 Si trabajas con IA, enfócate en proyectos con retorno medible.
💬 Si inviertes, revisa la diversificación: no todo lo “AI-related” es rentable.
🧠 Si lideras equipos, mantén la mirada crítica: no todo avance es adopción útil.
📌 Fuentes:
🙋🏼 Lo preguntó alguien
🌍 “¿Cómo llega el internet a todo el mundo?”
Aunque parezca mágico, el internet no “viaja por el aire”: el 95 % del tráfico mundial pasa por cables submarinos que conectan continentes bajo los océanos. Hay más de 570 cables activos, que en conjunto miden más de 1.4 millones de kilómetros, suficientes para dar más de 35 vueltas al planeta.
🔌 ¿Cómo funcionan?
Son cables de fibra óptica tan delgados como un mechón de cabello, recubiertos con capas protectoras de acero y plástico.
Transmiten datos mediante pulsos de luz que viajan casi a la velocidad de la luz.
Son instalados por barcos especializados que los colocan en el fondo del mar, donde pueden durar 20 años o más.
🏢 ¿Dónde está “el corazón” del internet?
Los centros de datos (data centers) son enormes edificios llenos de servidores que almacenan, procesan y distribuyen información.
Están ubicados estratégicamente cerca de zonas con clima frío y energía barata: Islandia, Finlandia, Irlanda, el norte de EE. UU. y Canadá son puntos clave.
En América Latina, Brasil, Chile y México concentran la mayoría de los centros regionales.
📊 Algunos datos curiosos:
El cable más largo del mundo es el 2Africa, de Meta: 45 000 km, conecta 33 países alrededor del continente africano.
Hay cables específicos entre México, EE. UU. y América Central que sostienen buena parte del tráfico regional.
Las grandes tecnológicas (Google, Microsoft, Amazon, Meta) ya poseen o administran más del 70 % del tráfico internacional.
💡 ¿Por qué importa?
Entender cómo se sostiene el internet ayuda a valorar su fragilidad: un corte de cable puede afectar países enteros.
Saber dónde están los centros de datos explica por qué la latencia y la velocidad varían entre regiones.
Y nos recuerda que “la nube” no está en el cielo: está bajo el mar y en edificios muy reales.
🔗 Fuentes: Submarine Cable Map – TeleGeography, The Guardian
📋 Recomendación útil de la semana:
🎬 Lo and Behold: Reveries of the Connected World (Werner Herzog, 2016)
🍅 88 % en Rotten Tomatoes | Disponible gratis en Tubi TV
Hace casi una década, el director alemán Werner Herzog se propuso entender cómo el internet y la inteligencia artificial estaban cambiando la vida humana. Diez años después, su documental sigue siendo sorprendentemente vigente: muchas de las preguntas que plantea —sobre dependencia digital, aislamiento, privacidad y ética tecnológica— son hoy parte de nuestras conversaciones diarias.
En diez capítulos breves, Herzog recorre desde los primeros laboratorios de red hasta los dilemas que anticiparon el presente: la pérdida de concentración, el reemplazo de trabajos por algoritmos, la búsqueda de conexión emocional en un mundo hiperconectado.
💡 Por qué vale la pena en 2025:
🧠 Las reflexiones sobre cómo convivimos con la tecnología envejecieron bien: hoy se sienten más actuales que nunca.
🌍 Sirve para poner en perspectiva cuánto avanzamos (y qué seguimos repitiendo) desde que el internet se volvió omnipresente.
🎯 Ideal para ver en familia o con colegas: provoca conversación, no solo información.
⚙️ Tip rápido: mira un capítulo por día —cada uno toca un tema distinto— y anota una frase o idea que te haga pensar en cómo la tecnología influye en tu rutina o tu trabajo.
🔗 Disponible gratis en Tubi TV
La próxima vez que algo “en la nube” falle, recuerda: también es parte del mundo físico.
Nos leemos la próxima semana —y si te gustó esta edición, compártela








